El mercado inmobiliario colombiano está en plena transformación, impulsado por el auge del turismo nacional e internacional y la búsqueda de nuevas alternativas de inversión. En este contexto, el Eje Cafetero, y en especial el departamento del Quindío con su capital Armenia, surge como un destino estratégico. La vivienda turística, concebida como una propiedad dedicada a la renta a corto plazo orientada al turismo, se presenta como una oportunidad de inversión notable, capaz de generar retornos atractivos y consolidar el crecimiento económico de la región.
En los últimos años, el concepto de “vivienda turística” ha cobrado relevancia en el panorama inmobiliario de Colombia. Según datos de La Galería Inmobiliaria, a marzo de 2024, había 168 proyectos de este tipo activos en el país, representando el 5,4% del total nacional, con 8.261 inmuebles a la venta. Este fenómeno no se limita a ciudades tradicionalmente turísticas como Santa Marta o Cartagena. Por el contrario, el Eje Cafetero, con sus paisajes cafeteros declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, su calidad de vida y su privilegiada conexión campestre, se destaca como un nicho emergente para el desarrollo de estas propuestas.
Este artículo aborda el potencial de la vivienda turística en el Eje Cafetero, resaltando la relevancia de Armenia (Quindío) como un epicentro en crecimiento. Asimismo, se explorarán las razones del auge de estas propiedades, las características del mercado, el perfil de los inversionistas, las oportunidades de rentas cortas y las condiciones que hacen de la región un espacio propicio para proyectos rentables y con amenities exclusivos.
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La vivienda turística no es un concepto completamente nuevo, pero en los últimos dos años ha despertado un interés creciente por parte de inversionistas nacionales y extranjeros. En este modelo, el comprador no se limita a ser un usuario final tradicional, sino que adquiere el inmueble con miras a operar bajo una lógica de inversión, ya sea arrendando el espacio a turistas a corto plazo o utilizando operadores especializados en el sector.
Las cifras de La Galería Inmobiliaria evidencian el crecimiento de este segmento: 6.548 unidades vendidas en los últimos 12 meses con un valor cercano a los $2,7 billones. Esta dinámica representa el 8,9% de las ventas totales de vivienda en el último trimestre, mostrando un incremento frente a la participación del 8,2% en el último año. Santa Marta es el caso más notorio, con una participación del 83,7% en el año y 85,7% en el trimestre en este tipo de vivienda. Sin embargo, el Eje Cafetero, que ocupa posiciones intermedias en la oferta, está consolidando su presencia gracias al interés que despierta su entorno, su conectividad y las condiciones favorables para el desarrollo de proyectos inmobiliarios turísticos.
El perfil de la vivienda turística en el país se caracteriza por áreas pequeñas, desde 17 m² hasta 275 m², con precios que oscilan entre $167 millones y $2.800 millones. La mayoría (88,4%) de los inmuebles disponibles se encuentra sobre planos, lo que indica que la inversión suele ser a mediano o largo plazo, ideal para inversionistas que buscan valorización en el tiempo. Esta combinación de factores hace que el mercado de vivienda turística se convierta en un reflejo de la evolución y transformación del mercado inmobiliario.
El Eje Cafetero, integrado principalmente por los departamentos de Caldas, Risaralda y Quindío, se ha convertido en un referente para el mercado inmobiliario gracias a su estratégica ubicación entre Bogotá, Medellín y Cali. Su relevancia económica, cultural y paisajística ha atraído el interés de inversionistas que ven en la región un escenario ideal para el desarrollo de proyectos rentables, desde viviendas de interés social (VIS) hasta opciones de alta gama con amenities exclusivos.
En el caso de Armenia, capital del Quindío, la ciudad ofrece una atractiva combinación de factores:
Estas condiciones han estimulado la llegada de nuevos proyectos residenciales que apelan al turismo. Algunas constructoras han entendido la importancia de incluir elementos diferenciales en sus desarrollos, tales como piscinas, zonas húmedas, gimnasios bien equipados, salones sociales y, en ciertos casos, servicios de administración de rentas cortas, posicionando estas propiedades como inversiones más seguras y dinámicas.
Una de las tendencias más significativas en la vivienda turística es el auge de las rentas cortas, impulsadas por plataformas digitales y la diversificación del mercado turístico. Con el crecimiento de aplicaciones que facilitan la oferta y demanda de alquileres temporales, los inversionistas encuentran en la vivienda turística una forma de obtener ingresos recurrentes y flexibles.
En Armenia y el Eje Cafetero, el enfoque en rentas cortas responde a las necesidades de un turista que ya no se limita a hoteles tradicionales. Buscan espacios más íntimos, con un estilo propio, cercanos a las fincas cafeteras, parques naturales, senderos ecológicos y experiencias culturales. Las propiedades con amenities exclusivos, que van desde piscinas y terrazas panorámicas hasta áreas de coworking y gimnasios, resultan especialmente atractivas. Estas características aumentan la satisfacción del huésped, permiten diferenciarse de la competencia y potencialmente elevar las tarifas de alquiler, impactando positivamente la rentabilidad del inversionista.
Al margen de las amenidades, la posibilidad de contar con operadores turísticos o administraciones especializadas facilita la gestión de las rentas, la atención al huésped y el mantenimiento del inmueble. Esto aligera la carga operacional del inversionista y asegura un servicio de calidad, incrementando las probabilidades de ocupación continua y fidelización de la clientela.
El inversionista en vivienda turística suele ser un comprador con mayor capacidad de endeudamiento que el adquirente de primera vivienda. Esta característica hace que los proyectos tengan un perfil financiero particular: los promotores pueden diseñar planes de pago flexibles y ofrecer garantías de administración y operación una vez la propiedad esté lista, generando confianza y atrayendo a un público con visión de largo plazo.
Extranjeros, familias colombianas con excedentes de capital, profesionales independientes y pensionados son algunos de los perfiles que encuentran en el Eje Cafetero y en Armenia un lugar para arraigar su inversión. La región, con su enfoque en el turismo cultural y ambiental, su entorno seguro y la calidez de su gente, se ha posicionado como un destino soñado para establecer una segunda vivienda que al tiempo funcione como activo generador de ingresos.
Además, la dinámica del mercado inmobiliario en el Eje Cafetero no se limita al turismo. El desarrollo productivo, tanto en el sector agropecuario como en el industrial y de servicios, impulsa la demanda de vivienda por parte de trabajadores y ejecutivos que llegan a la zona en busca de oportunidades laborales. Esto crea un mercado más diversificado que protege parcialmente contra las fluctuaciones estacionales del turismo, dando mayor estabilidad a la inversión.
Las perspectivas a largo plazo son positivas. La región cuenta con el apoyo del gobierno local y nacional para el desarrollo turístico e inmobiliario, la mejora de la infraestructura vial y la promoción internacional del destino. Esto refuerza las condiciones necesarias para que la vivienda turística siga creciendo y consolidándose como un segmento sólido dentro del mercado inmobiliario colombiano.
La vivienda turística en el Eje Cafetero, específicamente en Armenia (Quindío), representa una transformación en la forma de concebir la inversión inmobiliaria. Ya no se trata solo de adquirir una propiedad para la residencia principal, sino de apostar por un modelo más dinámico, pensado para el turismo y las rentas cortas, con proyectos rentables que integran elementos de diseño, sostenibilidad, amenities y experiencias únicas.
Las cifras, tendencias y análisis disponibles sugieren que esta modalidad seguirá cobrando relevancia. La oferta existente sobre planos, la flexibilidad en las opciones de compra, la consolidación del Eje Cafetero como destino turístico y productivo, así como la creciente diversificación de las actividades lúdicas y culturales en la región, aportan las condiciones propicias para el éxito de la vivienda turística.
Mientras el aroma del café fresco se entrelaza con la brisa de las montañas, el Eje Cafetero continúa captando la atención de inversionistas nacionales y extranjeros que vislumbran un futuro prometedor. La oportunidad de inversión está servida: entre rentas cortas, conexión campestre, amenities exclusivos y un mercado que avanza a paso firme, la vivienda turística emerge como una de las apuestas más prometedoras del mercado inmobiliario colombiano.
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Fuentes:
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